¿Para qué sirven y serviran la Inteligéncia Artificial y el Internet de las cosas en el hogar?

11 | 02 | 19
| Sector inmobiliario

En el año 1997 la computadora de IBM “Deep Blue” venció a Garry Kasparov por 3,5 a 2,5 en un torneo de seis partidas. Aquella victoria marcó un antes y un después. Desde entonces, la superioridad de la inteligencia humana sobre la artificial quedó tocada de muerte y lo hizo ante los ojos del gran público. Hoy en día, la velocidad de cálculo de cualquier programa de ajedrez anticipa todas las combinaciones que origina una determinada jugada y prevé al instante una respuesta adecuada y... siempre ganadora.

El ejemplo del Ajedrez sirve para introducir el concepto de Inteligencia Artificial. Vamos a recoger la definición de Kaplan y Haenlein:  “la capacidad de un sistema para interpretar correctamente datos externos, para aprender y emplear los conocimientos para lograr tareas y metas concretas a través de la adaptación flexible”. Analicemos la definición a la luz del ejemplo anterior: los “datos externos” eran las jugadas de Kasparov y sus subsiguientes combinaciones, los “conocimientos empleados” eran las bases de datos de la computadora,finalmente, la meta era vencer. 


Hace tiempo pero que las aplicaciones de la Inteligencia Artificial rebasaron el universo de los 64 cuadrados. No solo eso, si no que las principales compañías ven negocio en ella. Por esta razón, han lanzado sus dispositivos para el hogar. Así, Amazon puso a la venta “Echo show”, Google “Google Home” y Apple “Homepod” por mencionar algunos ejemplos.
Así pues, la AI avanza a marchas forzadas. ¿Cómo funciona? Recogiendo información, evaluándola, y cruzándola con las respuestas del usuario. ¿Suena abstracto? Quizás, pero es muy fácil de concretar. Imaginemos que llegamos siempre a casa entorno las ocho de la tarde. A partir de las siete y media la calefacción se activa para que cuando lleguemos la casa la encontremos a una temperatura confortable o cuando atravesamos la puerta, las luces se encienden. Es decir, la AI “juega a conocer” nuestros hábitos. 

Es aquí donde entra en juego el segundo concepto el de Internet de las cosas: “Se refiere a la conectividad de los objetos cotidianos con Internet, la red de redes”. Es decir, el IoT  transforma los datos recogidos por la AI en acciones concretas como las que describíamos en el párrafo anterior. Hay incontables acciones en que la interacción entre AI y IoT ya automatiza, por ejemplo: hacer la lista de la compra al ritmo al que se nos vacía la nevera, saber con suficiente antelación la fecha de caducidad de la comida que hemos comprado, bloquear el acceso a la vivienda de intrusos mediante cerraduras inteligentes, escanear el cuerpo del usuario para detectar sí se encuentra deshidratado sin olvidar enchufes que programan cuándo se inician los diferentes aparatos y cuando se apagan. Es decir, el IoT satisface todas las necesidades del usuario.
¿Cuáles son los pros y los contras de la automatización que proporciona la suma de AI y IoT? El primer pro es impactante: algunas de las funcionalidades de los asistentes virtuales nos van a salvar la vida. ¿Exageramos? No, ya es posible medir el azúcar en sangre y, por lo tanto, anticipar un coma diabético o mediante cámaras ver sí quién vive en una vivienda está sufriendo un ataque epiléptico o se ha caído –y avisar al hospital-. En una población cada vez más envejecida y, por tanto, en general más enferma van a ser vitales dichas aplicaciones. Otra ventaja ya mencionada será la capacidad de AI y IoT de anticipar necesidades del usuario: todo lo que se puede automatizar es susceptible de ser transformado por dichas tecnologías. y, por último, la capacidad de reconocer quién entra en casa y establecer cómo negar la entrada a un intruso.   En definitiva, en el futuro, la vida para el gran público será más cómoda, más segura y, cosa no menor, menos costosa previendo que no quede ningún electrodoméstico en “stand-by” (encareciendo artificialmente nuestra factura de la luz entre un 10 y un 15%).       

Ahora bien, no todo son ventajas.  Una sencilla pregunta: ¿Qué implica que gran parte de los objetos de una casa estén conectados a Internet? significa que están “en la red”. Sí bien es verdad que de la conectividad arranca la posibilidad de ejecutar sus diferentes funcionalidades también anticipa una gran debilidad: un posible hackeo remoto de los dispositivos conectados a Internet e interconectados. ¿Qué se podría hacer con el hackeo? abrir la puerta a conveniencia de una hipotética banda de ladrones, o manejar a placer cualquier electrodoméstico. 

Este punto preocupa a las empresas creadoras de la tecnología y a los clientes. Pese a este peligro, en Feliu creemos que las tecnologías descritas son el presente y el futuro. Otros puntos problemáticos son el de mantener la intimidad en nuestra casa ¿Cómo asegurar que no nos espían mediante hackeo? el de la dependencia de la electricidad de dichos dispositivos y su vulnerabilidad ante interrupciones del suministro, además, de la posibilidad de agrandar la brecha en alfabetización digital entre la población que  posea estas tecnologías y la que no (el precio aunque se irá ajustando es caro de entrada). 

En conclusión como cualquier revolución tecnológica se va a imponer por funcionalidad y por el enorme progreso  que supone. Ahora bien, debemos estar atentos a las dudas de los usuarios y no caer en el optimismo acrítico. En Feliu es necesario transmitir que estamos al caso de la irrupción de la AI y el IoT. De hecho, alguno de nuestros socios y nuestro Community Manager ya han asistido a conferencias sobre el tema, y sabemos que precisaremos más y más formación