Proptech o la inminente digitalización del inmobiliario

01 | 03 | 18
| Sector inmobiliario

Hoy hablaremos de un cambio que va a transformar para siempre -y a priori para bien- la faz del sector inmobiliario. Hace un tiempo leíamos un ranking de digitalización de los distintos sectores económicos.  Uno de los últimos era nuestro “primo hermano”: la construcción. Por su parte, el inmobiliario, pese a ocupar un puesto mejor, no estaba tampoco para lanzar las campanas al vuelo. Dicha realidad va a mutar en breve: cada vez la idea de digitalizar la economía impregna más la conciencia empresarial. En este sentido, el link al informe “reto de la transformación digital de la economía” da una visión del cambio que se quiere impulsar.

La plasmación de la digitalización en nuestro sector tiene nombre propio: Proptech. El termino es la agregación de las abreviaturas inglesas property y technology. Hay que advertir que es un concepto en construcción; por tanto, es enriquecedor mostrar dos definiciones complementarias. Vamos allá. ¿Cómo definir Proptech?  1. definición de proptech.es: “Las empresas que utilizan tecnología para refinar, mejorar o reinventar los servicios de los que depende el sector inmobiliario para comprar, construir, calentar o gestionar propiedades.” 2. Definición Wikipedia: “Se refiere a un grupo de Start-ups que usan tecnologías disruptivas para cambiar la forma cómo los diferentes actores del mercado (compradores, vendedores, inversionistas, inmobiliarias, constructores, propietarios inmobiliarios) hacen negocios, cambiando la forma de construir, diseñar propiedades, vender, arrendar y administrar inmuebles”.

Analicemos ambas definiciones con sus respectivos acentos. La primera destaca cómo se usan las tecnologías, por ejemplo el Internet de las cosas, para mejorar la experiencia vivencial. La segunda elige otro énfasis: cómo desde la disrupción de las start-ups se genera actividad económica para todos los actores del sector. Así pues, hemos elegido dos definiciones que, pese a coincidir en poner en el centro el papel disruptivo de la tecnología, se fijan en las dos caras de la moneda Proptech: mejora de calidad de vida y más negocio. Por esta razón decíamos que se intuye en la “realidad Proptech” algo muy positivo; pero es una realidad de gestión compleja. Un aspecto básico para el Proptech, que sorprendentemente no aparece en las definiciones citadas, es que para implementar todo el abanico de innovaciones se necesita disponer de un gran volumen de información. Ojo: no es suficiente con tenerla y acumularla de forma mecánica. Para aportar valor debemos comprenderla, filtrarla y jerarquizarla con nuestra capacidad de síntesis e inteligencia humana. En relación a la información, emergen dos conceptos clave: Bigdata y Blockchain.

Bigdata nace en el ámbito de las Tecnologías de la Información y Comunicación y se define como “una gran cantidad de datos, creciente, que superan la capacidad de procesamiento del software”. De ahí la importancia de nuestra mención anterior a la necesidad de reducir esa información masiva a un volumen tolerable y que nos permita tomar decisiones eficaces. Eso sí, no se puede ignorar que la capacidad de las TIC para procesar ingentes cantidades de información, sumada a la automatización de procesos productivos, cambiará radicalmente la fisonomía del mercado de trabajo. Así, PwC calcula que la automatización comenzará a absorber puestos de trabajo en 2020 y que hacia 2030 un tercio de los empleos quedará automatizado.

Si Bigdata hace referencia al desafío de la cantidad ingente de información, el segundo concepto, Blockchain, hace referencia a otro: la desconfianza entre l@s que estamos en la red. El blockchain -link a artículo detallado- y Articulo adicional se define como “una base de datos, un libro de contabilidad, del que todos los que participan en la red guardan una copia”. La clave de esta tecnología es el consenso: si todos tenemos la misma información, esa información es verdad. Y punto. En un futuro se usará para cualquier transacción (las criptomonedas como el Bitcoin se han popularizado), para asegurar los intercambios comerciales y un sinfín de aplicaciones que ahora no se acaban de imaginar. En fin, en el artículo hemos recorrido lo que se intuye va a ser el futuro, pero no tenemos una bola de cristal. Así las cosas, nos esperan sorpresas.